ITAMAR HARTAVI

Los cerros

16


JUN

14


JUL

Momentáneamente, las visitas se
efectuarán con cita previa.

“Entre nosotros no había templos ni santuarios, salvo los de la naturaleza.”
Charles A. Eastman, Sioux Santi

“Es necesario ¡sentir la tierra!, solamente de eso se trata...”
Carlos Campú, Ranküllche, Lonko del pueblo Rankel

2013-2014
Sentía que necesitaba un cambio y me fui a una casita que me prestó una amiga en Córdoba. Fue como un retiro para mí. Pasé ahí meses sin más luz que las velas y bañándome en el río. Antes de eso, en Buenos Aires, estaba haciendo mis trabajos con materiales que encontraba en la calle. En este nuevo entorno de monte cordobés los materiales que encontré fueron bosta, carbón, cenizas, tierra y cuarzo y con eso hice unas cabezas que fueron los últimos trabajos que expuse hasta hoy.
Me alejé de la idea de ser artista, necesitaba tomar aire...

2015-2020
Me mudé a la Quebrada de Humahuaca hace 6 años con mi novia. Vinimos para Jujuy buscando estar cerca de la naturaleza y las culturas ancestrales, que acá siguen presentes.
Dejé de pintar por unos años. Tuvimos una hija, vivimos en el campo. Luego tuvimos una cafetería en la que de vez en cuando vendía unos cuadros que me había traído de Buenos Aires a turistas extranjeros.
Cuando empezó la pandemia cerramos el café y encontré un lugar en casa donde me puse a pintar. Al principio pintar se mezclaba con recordar, un reencuentro conmigo y también con mis amigos artistas.
Mientras iba subiendo mis cuadros a Instagram, comenzamos a tener contacto con Alberto, que sin ver los cuadros más que en la virtualidad, se atrevió a proponerme hacer esta muestra.

2021
Creo que no somos algo separado de donde estamos y vivimos y por eso siento que este entorno quebradeño se va entrando en mí.
Veía con mis ojos cerrados cuadros de puntos y líneas, y un llamado a prestar atención sólo al detalle.
Algo de mirar la naturaleza, contemplarla, hizo que me llamaran la atención pintores abstractos. De repente me encontré fascinado con pintores aborígenes australianos.
Me puse a pintar un poco como un tejedor, poniendo la atención y el tiempo en cada hilo que agregaba al tejido.
Estos son cuadros que “van creciendo “ y mientras crecen yo aprendo a estar abierto y atento, ocupando la superficie con presencia.
Hoy veo estas pinturas como frutos o flores de esta práctica. Es como una meditación y un intento de conectarme con la tierra.
Al lado de mi taller hay un árbol de Molle o Aguaribay. El sonido de sus hojas movidas por el viento es como el de una marea de agua y los rayos de sol que atraviesan las hojas y ramas hacen el mismo efecto de puntos vibrantes que ahora veo en mis pinturas.

Espero que estas flores o frutos lleven a donde vayan un poquito de donde fueron pintados.

OBRAS