ANDREI FERNÁNDEZ
Salta, Julio 2023
ITAMAR HARTAVI pupila del ocaso interminable
El tiempo se manifestó como órgano de un único ser, que fluía sobre las aguas, sin puntos de apoyo. No había imágenes, pero había ojos. En el parpadeo estaba el silencio, sin distancias. No había contornos ni idiomas ni fronteras, todo era una sola canción.
Itamar pinta. Pinta con la montaña. Pinta desde una montaña, y otra. Pinta una ofrenda. La pintura empieza al caminar la montaña. Al conocer sus distintas opacidades y luminiscencias. Al sentir lo vibrátil junto a los latidos del corazón. Es encontrarse con los seres y las piedras, los seres de las piedras. Los seres en el viento, esos seres que tienen ojos pero no imagen. Se levantó de repente el polvo. Antes de comprender qué la empujaba vimos alzarse la figura hacia el cielo. Creciendo hacia arriba y girando. Un espíritu danzando en el aire. Itamar le hace preguntas a la montaña. A veces las preguntas son una danza con aleteos de pies. A veces preguntar es solo enhebrar un sonido. Pero le hace la pregunta clave a la montaña, la que le pide permiso. Le dice la palabra que no puede estar ausente: gracias. Y recién se lleva un puñado de montaña en polvo, con la que pinta sobre un lienzo tensado, soporte que usaron y usarán tantas personas que pintan en tantos lugares y tiempos. No hay distancia con la montaña. No hay un punto de vista, es estar dentro. Es detenerse, ser parte de algo infinito. Las veladuras se acumulan, hay diferentes colores.
Pasaron eclipses, carnavales, pesebres, el tiempo en un día en el que se quedó varias horas una nube cerca. Itamar fue borrando los propios rasgos de su presencia, eso es lo que ya casi no podemos ver. Cómo fue el movimiento que hizo su cuerpo montaña, su cuerpo pincel, su cuerpo estallido, expandido, para pintar un poco de mundo con mundo. Al cubrir la superficie ante él con la tierra mojada, una y otra vez, Itamar va componiendo una canción, una canción que nos une, una canción que invita a escuchar la respiración de la montaña, las montañas, la vida.